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POR QUÉ ME DEDICO A LA EDUCACIÓN | Pilar Melero

March 10, 2022

Escrito por Pilar Melero | Fotos por Craig Schreiner

“WHY I TEACH: Pilar Melero” en inglés

PRONOMBRES PREFERIDOS: Ella, la

DOMICILIO: Koshkonong, Wisconsin, EE.UU.

TÍTULOS UNIVERSITARIOS Y UNIVERSIDADES: Licenciatura en español y periodismo de la Universidad de Wisconsin-Whitewater; Maestría en español de la Universidad de Texas en El Paso, Doctorado en literatura latinoamericana de la Universidad de Wisconsin-Madison.

TIEMPO UW-WHITEWATER: 19 años

Describa lo que enseña—no los títulos de los curos, sino los temas y los problemas que intenta resolver en sus clases.
Imparto cursos sobre literatura e historia latina y latinoamericana, con un enfoque en lo que llamamos justiciar social, o sea, cursos que de una forma u otra promueven la equidad y los derechos humanos. Me interesa entrenar a los estudiantes para que aprendan a pensar de manera crítica sobre temas relevantes a las comunidades latina y latinoamericana—y a las diferentes comunidades a las que pertenecen o con las que conviven. Me interesan temas relacionados con el género, la clase social, y la raza, al igual que aquellos que reflejen la historia y las historias de dichas comunidades. Diseño mis cursos con el fin cercar a mis estudiantes a la belleza y profundidad de nuestra historia y cultura en tanto comunidades latinas y latinoamericanas, al igual que la complejidad de los retos que enfrentamos.

 

Pilar Melero, profesora de lenguas y literaturas, en el campus tras una clase.

Pilar Melero, profesora de lenguas y literaturas, en el campus tras una clase.

 

¿A quién o a quiénes considera influencias tempranas en su vida? ¿Qué la llevó a la enseñanza como profesión, y qué la trajo a desempeñarse como académica en UW-Whitewater?
Mis influencias más tempranas fueron mi familia y mis maestros. Este cariño profundo que siento por la literatura surgió en la pequeña biblioteca de mi abuelo Lauro Melero Saldaña, y de la poesía escrita por mi bisabuela, su madre, Jesusita Saldaña, en el siglo XIX. Se deriva además de esos días en mi niñez en que me pasaba horas enteras escuchando las historias que contaban mis abuelas, mis tías, mis tíos, y mi papá. Todos ellos eran—y son—maestros en el arte de tejer palabras e hilar historias. Ese cariño por todo lo que tiene que ver con las historias, con el lenguaje, emana también del salón de clase, de mis días en la escuela primaria en Atotonilco, mi pueblo natal, y en Santiago Papasquiaro, la tierra de mi abuela y el lugar en donde cursé mis estudios secundarios. Tuve también la suerte de tener profesores universitarios que me acercaron a la literatura ya de manera más formal, como el Dr. Carlos de Onís y los profesores Aldo y Adriana Busot. En cuanto a qué me trajo a UW-Whitewater en mi papel de educadora, pues fue la vida. La verdad es que fui periodista por unos diez años y al principio me juré nunca dar clases, especialmente de español, o ser maestra bilingüe, que era lo que se esperaba de mí y nunca he sido de quienes hacen lo que se espera de ellas. La vida, sin embargo, me llevó al El Paso, Texas, donde se me pidió dar una clase de español universitario, y creo que fue a raíz de esa experiencia que decidí que jamás iba a abandonar el salón de clase, que era lo mío, lo que me llenaba—y me sigue llenando. Saqué la maestría y eventualmente el doctorado, y a partir de 1990, he estado en el salón de clase, ya sea de tiempo parcial mientras combinaba el periodismo con la enseñanza, o de tiempo completo, como ha sucedido los últimos 20 años. Llegué a UW-Whitewater por una invitación del Dr. Manuel Ossers, quien me animara a solicitar un puesto de tiempo parcial. Me quedé porque me di cuenta que en este lugar me sentía (y me siento) en casa, y que lo mío es trabajar con esta comunidad de estudiantes de primera generación que tan bien conozco por haber sido una de ellos. Siempre me he sentido en casa aquí, en Whitewater, desde mis primeros años de inmigrante en la década de 1980 cuando era estudiante— y aún al regresar como educadora en el otoño del 2002. Sentí que había regresado a casa.

¿Quiénes son sus estudiantes típicos y cuáles son sus necesidades y sus metas?
Tengo estudiantes de todos, desde los de primer año hasta los que están por graduarse y emprender carreras en educación, como traductores, en negocios, en estudios internacionales, en estudios de género, y en muchos otros campos. Muchos de ellos llegan a mi salón de clase deseosos de internarse en mundos muy diferentes al suyo—puesto que imparto clases sobre diversidad y literatura latinoamericana y latina. Otros—los estudiantes latinos/as/xs, afroamericanos, LGBTQ+, por ejemplo, o sea, estudiantes pertenecientes a grupos demográficos poco representados en las filas universitarias, llegan y se quedan, deseosos de aprender más sobre sus propias historias y de desarrollarse como seres humanos, de contar sus propias historias. Más allá de la carrera que busca todo estudiante universitario, veo en ellos el anhelo por labrar una vida con propósito en este país nuestro tan diverso y ricamente complejo.

 

Pilar Melero toma notas durante una discusión sobre raza y etnia.

Pilar Melero toma notas durante una discusión sobre raza y etnia.

 

¿Qué es lo que usted disfruta de la enseñanza? ¿Podría contarnos alguna anécdota?
Siempre me ha fascinado la literatura, la lectura, la escritura—todo lo relacionado con la palabra y con los mundos que ésta edifica. Por ello, me decidí por un doctorado en literatura. Sin embargo, al momento de hacerlo, me entró la duda sobre la utilidad de mi decisión y me dije: “Pilar, te encanta la literatura, es lo tuyo, pero ¿eso de qué sirve? El médico cura enfermos, el abogado proporciona ayuda legal a quienes la necesitan, pero tú, en tu papel de literata, de catedrática de literatura, ¿qué tienes que ofrecer que le sea de provecho al mundo?” La respuesta me llegó pronta y clara en cuanto empecé a impartir cursos de literatura y vi la forma en que mis estudiantes expandían su capacidad de pensar, de discernir. El pensar--un concepto al parecer tan simple que presenta retos tan fuertes. He tenido, sin embargo, la suerte de ver a mis estudiantes meterse de lleno en la lectura, en la escritura, de guiarlos en la redacción de guiones de teatro y verlos actuar en sus creaciones; de presenciar cómo retan la injusticia y ofrecen soluciones a problemas viejos y nuevos, creando a la vez mundos sostenibles para ellos y para los demás. Los veo organizando campañas de voto en comunidades que las necesitan, publicando sus historias y poesía, contando historias por medio de obras de arte, historias que retan los cánones literarios y artísticos. Veo su compromiso con su comunidad, o con comunidades que necesitan de su pensar y de su hacer y me doy cuenta del privilegio que es el poder guiarlos hacia el pensar, hacia el discernir de manera crítica. Ello los empodera en tanto líderes con la capacidad de resolver problemas, y, de hecho, capaces de imaginar—de imaginarse a sí mismos dueños y creadores de mundos justos. Eso es lo que yo aporto como catedrática de literatura: el impulsar a mis estudiantes para que tomen conciencia de ese poder—el poder pensar.

 

Pilar Melero, profesora de lenguas y literaturas, es una de los cuatro profesores que colaboran en la impartición de una clase sobre raza y etnia.

Pilar Melero, profesora de lenguas y literaturas, es una de los cuatro profesores que colaboran en la impartición de una clase sobre raza y etnia.

 

¿Hay algo que la haya sorprendido sobre la forma en que usted se ha adaptado a estos tiempos de pandemia/a la enseñanza de forma remota? ¿Quisiera compartir sus consejos?
Me sorprendió la forma en que todos nos adaptamos. De alguna forma, el mundo se paralizó, y sin embargo nuestros estudiantes se graduaron, empezaron su vida profesional, ingresaron a programas graduados—o tomaron decisiones valientes, como le retirarse de sus estudios para volver luego de solucionar problemas que los agobiaban. Este año que acaba de pasar nos dejó una gran lección de resistencia, y el hecho de que sigamos aquí es el mejor testimonio de nuestra fuerza, y de que estamos en el camino correcto.

POR QUÉ ENSEÑO es una serie sobre los dedicados profesionales de la Universidad de Wisconsin-Whitewater, incluidos profesores, entrenadores, asesores y otros miembros del personal, que hacen de cada día un momento de enseñanza, y de cada lugar un lugar de aprendizaje, con su experiencia y ejemplo. Para más historias »